jueves, 28 de junio de 2012

LAS VIRTUDES (2)


 


LA VIRTUD DE LA JUSTICIA

Noción

Con frecuencia la palabra justicia se emplea en La Sagrada Escritura como sinónima de santidad: los justos son los santos. Y así dice Nuestro Señor en el sermón de La Montaña: «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia» (Mt 5,6), es decir, de santidad. Pero en sentido estricto, o sea como virtud especial, La justicia puede definirse así:

«La voluntad constante y perpetua de dar a cada uno lo que le corresponde estrictamente».

Expliquemos un poco los términos de La definición para conocerla mejor.

a) La voluntad, entendiendo por tal no La potencia o facultad misma (donde reside el hábito de La justicia) sino su acto, o sea, La determinación de La voluntad de dar a cada uno lo que le corresponde.

b) Constante y perpetua, porque, como explica Santo Tomás, «no basta para La razón de justicia que alguno quiera observarla esporádicamente en algún determinado negocio, porque apenas habrá quien quiera obrar en todo injustamente, sino que es menester que el hombre tenga voluntad de conservarla siempre y en todas Las cosas». La palabra constante designa La perseverancia firme en el propósito; y La expresión perpetua, La intención de guardarla siempre.

c) De dar a cada uno, o sea, a nuestros pjimos. La justicia requiere siempre alteridad, ya que nadie puede propiamente cometer injusticias contra sí mismo.

d) Lo que le corresponde, o sea, lo que se le debe. No se trata de una limosna o regalo, sino de lo debido al prójimo porque tiene derecho a ello.

e) Estrictamente, o sea, ni más ni menos de lo que se le debe. Si nos quedamos por debajo de lo debido estrictamente (v. gr. pagando sólo mil pesetas al que le debemos mil doscientas) cometemos una injusticia. Pero si sobrepasamos lo debido (v. gr. dándole dos mil al que le debíamos sólo mil) no hemos quebrantado La justicia (porque La hemos rebasado por arriba) pero hemos practicado, en realidad, La liberalidad o La limosna, no La justicia estricta.

Notas características

De La definición que acabamos de exponer se desprenden con toda claridad Las tres notas típicas o condiciones de La justicia propiamente dicha:

a) Alteridad: se refiere siempre a otra persona, no a sí mismo.

b) Derecho estricto: no es un regalo, sino algo debido estrictamente.

c) Adecuación exacta: ni más ni menos de lo debido.

Aunque Las tres notas son esenciales a La justicia propiamente dicha, La más importante es La segunda, o sea, lo debido estrictamente a otro.

Importancia y necesidad

La justicia es una de Las cuatro grandes virtudes morales que ostentan el rango de cardinales, porque alrededor de ellas -como sobre el quicio de La puerta- gira toda La vida moral.

Después de La prudencia, La justicia es La más excelente de Las virtudes cardinales, aunque es inferior a Las teologales e incluso a alguna de sus derivadas, La religión, que tiene un objeto inmediato más noble: el culto a Dios, lo que La acerca a Las teologales ocupando el cuarto lugar en el conjunto total de Las virtudes infusas.

La justicia tiene una gran importancia y es de absoluta necesidad, tanto en el orden individual como en el social. Pone orden y perfección en nuestras relaciones con Dios y con el prójimo; hace que nos respetemos mutuamente nuestros derechos; prohíbe el fraude y el engaño; practica La sencillez; veracidad y mutua gratitud (virtudes satélites de La justicia), regula Las relaciones de los individuos particulares entre sí, Las de cada uno con La sociedad y de La sociedad con los individuos (justicia social). AI poner orden en todas Las cosas trae consigo La paz y el bienestar de todos, ya que La paz no es otra cosa que la tranquilidad del orden, según La magnífica definición de San Agustín. Por eso dice La Sagrada Escritura que La paz es obra de La justicia: opus iustitiae, pax (Isa 32,17); si bien, como explica Santo Tomás, La paz es obra de La justicia indirectamente, o sea, en cuanto que remueve los obstáculos que a ella se oponen (ut removens prohibens), pero propia y directamente La paz proviene de La caridad, que es La virtud que realiza por excelencia La unión de todos los corazones.

En su lugar, examinaremos brevemente el magnífico conjunto de Las partes potenciales o virtudes derivadas o satélites de La justicia, lo que aumentará nuestra estima de esta gran virtud cardinal.
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Algunas formas de practicar la justicia

Hemos de limitamos a ligeras indicaciones por no permitir otra cosa el marco de nuestra obra:

a) Evitar cualquier pequeña injusticia, por insignificante que sea.

b) Tratar Las cosas ajenas con mayor cuidado que si fueran nuestras.

c) No perjudicar jamás en lo más mínimo el buen nombre o La fama del prójimo.

d) No contraer deudas que no podamos pagar a su debido tiempo.

e) Dar a su debido tiempo el salario justo al que lo ha merecido con su trabajo.

j) Por justicia social, pagar exactamente los tributos o impuestos justos establecidos por La autoridad legítima.

g) Evitar a todo trance La acepción de personas (v. gr. concediendo un buen empleo a un amigo con perjuicio de otro más digno que él).

(Tomado de "Ser o no ser santo, esa es la cuestión" de Royo Marín)

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