martes, 26 de abril de 2011

EL SIGNO Y LA INTENCIONALIDAD COGNOSCITIVA

LA INTENCIONALIDAD COGNOSCITIVA

Vamos a tratar de exponer en esta ocasión la idea de “intentio” con la cual los autores medievales explicaban la naturaleza del conocimiento. La intencionalidad es clave para comprender el giro radical de la filosofía moderna y postmoderna, y para ver al mismo tiempo el error que comete la actual filosofía del lenguaje.

 El tema es complejo, para comprenderlo totalmente se requerirían varios años de contacto cercano con el pensamiento clásico. Sin embargo, trataremos de exponerlo de la forma más sencilla posible, tratando de reducir al mínimo el tecnicismo para hacer el tema accesible a todos.
Cuando conocemos algo, ese algo está en nosotros de alguna manera. Pero no está de la misma forma en que está afuera de nosotros. Por ejemplo, al ver un árbol, ese árbol sigue estando plantado ahí en el campo, o sea que por el hecho de conocerlo nuestro pensamiento no lo arranca de sus raíces y lo introduce en nuestra inteligencia. Entonces la pregunta es la siguiente, ¿qué es eso que sí está en nosotros y que nos permite conocer el árbol? pues eso que sí está en nosotros ha sido llamado de varias formas en la historia, ha sido llamado idea, concepto, verbo mental, especie expresa, y también “intentio”. ¿Por qué intentio? La palabra latina “intentio” viene de otras dos, la preposición “in” y el verbo “tendere”. El verbo “tendere” tiene más o menos el mismo sentido que el verbo castellano “tender”, parecido al sentido de “dirigirse a”, “estar impulsado hacia”, “encaminarse a”, etc.
 Esto significa que aquello que si está en nosotros es algo con lo cual “tendemos hacia”, algo que “nos dirige a”, nos “impulsa a”, nos “encamina a”, ¿A dónde? A la realidad, en nuestro ejemplo, al árbol. Los que leyeron la entrada anterior ahora entenderán que la intentio es un signo, pero no es un signo como cualquier otro, sino que es un signo “formal”. Antes dividimos los signos en instrumentales y formales. La diferencia era que los signos instrumentales debían ser previamente conocidos para luego llevar hacia su significado, como el humo, primero vemos el humo y sólo en un segundo momento vamos al fuego como significado por el humo. Pero el signo de tipo formal no requiere ser conocido previamente, sino que el acto con el cual lo conocemos a él es el mismo acto con el que conocemos la realidad significada, simultáneamente, en un solo momento. Pensemos en un espejo, cuando nos vemos al espejo nuestra mirada se dirige directamente a nuestro reflejo en el espejo, y sólo luego, si queremos, podemos mirar al espejo como tal.
Algo parecido sucede en lo que venimos tratando, al entender el concepto de árbol entendemos directamente el árbol, y luego si queremos podemos reflexionar  y estudiar los conceptos con que pensamos la realidad, la clave está en comprender que nuestro pensamiento se dirige siempre hacia la realidad, ese es su impulso natural, su tendencia, su naturaleza. Estudiar nuestros pensamientos, o el lenguaje con que lo expresamos es sólo un momento secundario, reflexivo.
De manera que es correcto llamar “intentiones” a los conceptos, pues con ellos, en ellos y por ellos la realidad se hace presente en nuestro pensamiento y podemos conocer.
Veamos ahora la errónea postura moderna. Desde Descartes se viene enseñando que sólo conocemos nuestros conceptos y nunca la realidad. El filósofo Kant fue Talvez quien supo sacar mejor las consecuencias de esta forma de entender el conocimiento, por eso su filosofía ha sido llamada “Idealismo”, que significa precisamente que conocemos ideas, y la realidad permanece siempre más allá de nosotros, inalcanzable.
 ¿Comprenden que el Idealismo consiste en el olvido de la intencionalidad cognoscitiva?
El Realismo consiste en afirmar que nuestros conceptos los conocemos sólo por reflexión, en un segundo momento, primeramente es la realidad lo que conocemos. ¿Por qué? Pues porque los conceptos son “intentiones”, remiten, envían, dirigen, hacen tender hacia, etc. Son transparentes, casi se puede decir que la inteligencia al dirigir su mirada hacia un concepto no ve el concepto, sino que en su transparencia conoce la realidad.
El error de Descartes y de todos los idealismos está en no ver que cuando pensamos siempre pensamos en algo, nunca se da un pensar sin un objeto pensado. Todo acto de pensamiento es intencional, es decir que en todo acto de pensamiento nos dirigimos hacia algo. Descartes decía “Cogito ergo sum”, pienso luego existo, pero ¿en qué piensa Descartes? Para pensar debe pensar en algo pues la realidad siempre es previa al conocimiento, debe haber una realidad para que haya pensamiento, de lo contrario, ¿en qué pensaríamos?
El caos comienza cuando se acepta que el fundamento de la realidad es el pensamiento, incluso de nuestra propia existencia, como en Descartes, porque si ponemos el pensamiento como fundamento entonces hacemos del pensamiento un principio absoluto, de manera que el pensamiento pasa a ser como un dios del que todo depende y al que todo se reduce como a su principio, y nada que esté fuera del pensamiento es válido, ni real.
Demos un paso más. Descartes ponía como fundamento el pensamiento, pero resulta que el pensamiento no se ve, entonces, ¿cómo estudiarlo?, la respuesta de estos filósofos es que hay que estudiarlo en el lenguaje, y a eso le llaman filosofía del lenguaje. Ésta consiste en decir que Descartes se equivocó al decir que la realidad era el pensamiento, pues la única realidad es el lenguaje, sólo existe el lenguaje.
Habíamos detenido nuestra exposición sobre Saussure y Derrida para aclarar algunas cosas sobre el signo. Esperamos haberlo hecho sin enredar mucho las cosas. Ahora estamos en mejores condiciones para seguir con la exposición de lo que hemos llamado relativismo lingüístico, que es una de las consecuencias de ese triunfo del relativismo sofista en la sociedad actual del cual hemos estado hablando desde el inicio, y que consideramos como la clave central para comprender nuestra época, que es una época de crisis relativista.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

soy abogado, pero mi hobbi es la filosofia y la verdad nunca habia oido ese concepto de "intencionalidad" cognoscitiva; la habia leido en el contexto de los actos voluntarios, nada mas. muy interesante

Pablo N dijo...

Opino lo mismo que el amigo "anónimo". Creo que es la primera vez que veo usada la palabra "intención" en este tema. Entonces ¿"intención" es lo mismo que concepto o idea? ¿cuando se tiene la idea de algo se tiene su "intención"? ¿cómo sabemos que conocemos cosas y no ideas o "intenciones"?

Leonardo R. dijo...

Amigo Pablo:

su pregunta es bastante importante. El realismo sostiene que en efecto conocemos cosas o realidades, y que lo hacemos "por medio" de nuestros conceptos. éste "por medio" es muy especial, pues al ser nuestros conceptos "intentiones", el acto intelectual con el que los conocemos nos da simultaneamente el conocimiento de la realidad, pues la intención o concepto no es otra cosa que la realidad misma pero con un "esse" distinto. Me explico:

distingamos dos cosas en primer lugar; cuando decimos por ejemplo "ese Caballo es negro" estamos diciendo dos cosas; que es negro, y que "ES". es decir que le asignamos el acto de existencia y un modo de ser, en este caso un modo accidental como es el color. Entonces hay que distinguir siempre entre la esencia y el acto de ser. Sin acto de ser (ESSE) las cosas no estarían "puestas" en la realidad; como si pensaramos en un unicornio; podemos pensar todas sus cualidades, que serían como su esencia, pero le faltaría lo fundamental, el acto de ser "ESSE". Y por esto nunca veremos un unicornio galopando por el campo.

¿por qué decimos todo esto? pues para explicar lo siguiente. pensemos en el caballo que galopa frente a nuestros ojos y en la idea de caballo que puedo tener en mi inteligencia.

Esencialmente considerados son lo mismo, pero en ambas situaciones poseen un "ESSE" distinto, un acto de ser distinto; en el caso del caballo galopante decimos que posee un acto de ser "real", y en el caso del concepto de caballo decimos que posee un acto de ser "intencional".

por tanto sabemos que al entender el concepto de caballo estamos haciendonos presente lo que el caballo es, sólo que al ser imposible introducir el caballo físicamente en nosotros, lo introducimos "inteligiblemente", conociendo sus valores inteligibles. asignandoles un ESSE distinto al que poseen en la realidad externa a nosotros.

El Idealismo olvida todo esto. Y entonces se ve imposibilitado para dar razón de la naturaleza del conocimiento; a esta dificultad del Idealismo se le ha llamado desde Descartes "el problema del puente", pues aprece no haber un "puente" entre nuestras ideas y la realidad. Al quebrantar la naturaleza intencional de los conceptos se encierra el espíritu humano en su inmnencia y ya no es posible salir de ahí. es la tragedia de todo Idealismo, perder el contacto con la realidad que es la dicha de la inteligencia humana.

¿qué sería del hombre si no le fuera dado acceder a la realidad?

Pablo N dijo...

Es complicado entender algo de lo cual nunca se ha oido hablar. tavez todo se relaciona con las enseñanzas de kung sobre la inconmensurabilidad de los paradigmas científicos.

Pablo N dijo...

Conoce usted las teorías de Kung?

el dice que el estado de la ciencia es relativo a los distintos escenarios históricos. Cada época tiene su ciencia y ésta no es comparable con la de otras épocas pues no sólo son lenguajes diferentes sino también problemáticas distintas. luego no se pueden comparar pues se trata de cosas distintas.

talvez eso que usted llama relativismo es sólo el paradigma propio de esta época. Entonces es normal que no se pueda comparar con eso que usted llama realismo, pues no se trata de que el uno sea falso y el otro verdadero, sino sólo de que son cosas distintas entre sí.

Leonardo R dijo...

amigo Pablo:

precisamente esa es la tesis fundamental de este blog, el relativismo es verdaderamente el paradigma de la época actual, a esto lo hemos llamado el triunfo del relativismo.

ahora bien. lo importante es comprender y poder valorar ese triunfo. saber si se trata de un progreso para la humanidad o si por el contrario se trata de algo trágico y negativo.

precisamente ese es el motor profundo de éste trabajo. fundamentar una visión crítica de esa realidad, para abrir de nuevo el paso a la realidad de las cosas, algo tan simple que resulta inquietante el hecho de que hoy se haya hecho necesario emprender semejante empresa...